Teñirse el cabello en el embarazo aumenta el riesgo de tener bebés con leucemia

Teñirse el pelo durante el embarazo podría aumentar el riesgo de leucemia en el niño, así lo aseguró un estudio realizado por la Escuela Nacional de Salud Pública y el Instituto Nacional de Cáncer, en Brasil por el biólogo Arnaldo Couto.

El biólogo quien lleva años estudiando factores relacionados con la leucemia ha encontrado una relación entre el uso de productos para teñir el cabello y para alisarlo durante el embarazo y la aparición de leucemia aguda en niños menores de 2 años.

Según comenta, las mujeres que utilizan dichos productos hacen que el riesgo de leucemia sea entre dos y tres veces mayor si utilizaron dichos cosméticos en el primer y segundo trimestre de embarazo.

Para hacer el estudio se tomaron como muestra a niños menores de 2 años con diagnóstico de leucemia aguda y niños menores de 2 años hospitalizados por otras causas. A partir de los niños se realizaron entrevistas a las madres para conocer el perfil socioeconómico de cada familia, el trabajo de los padres, los hábitos de vida, los antecedentes familiares y, lógicamente, cuál era el uso que se hacía de los tintes y productos para alisar el cabello tanto antes del embarazo, como durante el mismo y la lactancia.

Las primeras comidas del bebé

“Mira, un avión”, “esta cucharada por papá, esta por mamá, esta por el abuelo”... son frases que se suelen escuchar cuando se tiene un bebe de seis meses en casa. Esta edad es el inicio de una aventura que se concentra en las papillas. Sepa qué alimentos introducir primero, cuáles evitar y aproveche los siguientes consejos para el futuro niño.

Para la nutricionista Saby Mauricio, docente de la carrera de Nutrición y Dietética de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), al inicio, las papillas deben ser de tubérculos y almidones, ya que son de fácil digestión. “La papa y el camote vienen a ser los preferidos, porque hay abundancia de estas especies en nuestro país”, recalca.

Demasiado hierro podria ser malo para bebés

En un nuevo estudio realizado en Chile, bebés con altos niveles de proteínas de hemoglobina en sangre alimentados con formula fortificada con hierro tuvieron menor rendimiento en test cognitivos y de memoria que aquellos alimentados con fórmula reducida en hierro.

En Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine, los autores del estudio escriben que la mayoría de los bebés no mostró daño alguno del desarrollo debido al uso de la fórmula fortificada.

Y a los que comenzaron con bajos niveles de hemoglobina, una molécula rica en hierro de los glóbulos rojos, les fue mejor en el largo plazo si habían recibido el mineral extra.

Bebés prematuros tienen más riesgo de sufrir autismo

Un estudio publicado en el último número de la revista Pediatrics asocia por primera vez el autismo con la prematurez y el bajo peso al nacer. Los investigadores hicieron un seguimiento de más de dos décadas de chicos nacidos con bajo peso, y hallaron una prevalencia de autismo del 5%, mientras que en la población en general es del 1%.

Los desórdenes del espectro autista constituyen una serie de trastornos complejos del neurodesarrollo. Pueden manifestarse con escasa interacción social, silencios prolongados o ausencia de lenguaje verbal y comportamientos repetitivos, entre otros muchos síntomas. Afecta cuatro veces más a los varones que a las mujeres. Varios indicadores pueden ser detectados en los primeros meses de vida, y ya entre el primero y el segundo año se puede hacer un diagnóstico .

Bebés expuestos a anestesia general podrian tener problemas de aprendizaje

Los bebés que reciben anestesia general más de una vez tendrían el doble de riesgo de desarrollar trastornos del aprendizaje más adelante en sus vidas que los niños que nunca estuvieron expuestos a sedación.

No obstante, los expertos aún aconsejan seguir efectuando las intervenciones pediátricas necesarias, ya que los riesgos de no asistir a los pequeños superarían a los de la exposición a la anestesia.

"Existe una relación sostenida entre las exposiciones múltiples a la anestesia durante los dos primeros años de vida y la aparición de problemas del aprendizaje", dijo el autor principal de un nuevo estudio, doctor Randall Flick, profesor de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota.

Se desconoce si la anestesia es lo que realmente produce esas discapacidades y los expertos aconsejan que estos resultados no influyan en la decisión de médicos y padres sobre niños que necesitan intervenciones dolorosas.

"Esto no debería impedir que los niños reciban la atención quirúrgica adecuada", sostuvo el doctor Bob Rappaport, director de la División de Productos de Anestesia, Analgesia y Adicciones de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).

El equipo de Flick comparó la capacidad de aprendizaje de 350 niños que habían recibido una o más dosis de anestesia antes de los 2 años con la de 700 chicos sin exposición a sedación (grupo de control).

Todos los participantes eran sanos; la anestesia la habían necesitado por procedimientos menores, como la cirugía de una hernia.

Ochenta y un niños expuestos a la anestesia tuvieron algún problema de aprendizaje antes de los 19 años, comparado con 138 chicos del grupo de control. Esto se traduce en tasas similares en ambas cohortes (23 y 21 de cada 100 niños en cada grupo, respectivamente).

Pero en los niños con dos o más procedimientos bajo anestesia general, la tasa creció: 36 de cada 100 tuvo algún problema de aprendizaje.

Rappaport dijo a Reuters Health que la FDA está trabajando para acelerar los estudios sobre el uso de anestesia en los niños. Flick integra un panel asesor de la FDA.

El estudio, que la FDA financió parcialmente, no demuestra de manera concluyente que la anestesia cause problemas de aprendizaje en los niños.

Y los autores destacan que la naturaleza observacional del estudio dificulta establecer la influencia de la cirugía y de la anestesia.

Por ahora, el panel de la FDA no recomienda modificar el uso pediátrico de la anestesia.

"No queremos que los padres se preocupen demasiado y retrasen cirugías necesarias. Los riesgos (de ese retraso) superarían el peligro que podría implicar la exposición a la anestesia", dijo Flick.


Desde Publico


Lactancia materna mejoraría la función pulmonar

Un estudio confirma que la lactancia materna exclusiva durante por lo menos cuatro meses mejora la función pulmonar en la niñez y la adolescencia.

"Nuestros resultados proporcionan información nueva y complementaria sobre la lactancia materna y la función pulmonar a los 10 y 18 años de edad", precisó el doctor Wilfried Karmaus, de la University of South Carolina en Columbia.

En un estudio previo, con su equipo había hallado que prolongar la lactancia materna favorece el funcionamiento pulmonar a los 10 años, aumenta la capacidad vital forzada (CVF) a los 11 y a los 16 años -según la encuesta Tucson Children Respiratory Survey-, y mejora el flujo espiratorio máximo a los 4 y 8 años, según un estudio poblacional sueco.

"Al utilizar los análisis de relaciones pudimos demostrar que el efecto de la lactancia materna se prolonga hasta la adolescencia tardía (18 años)", dijo Karmaus.

Los modelos analíticos de relaciones "consideran los efectos en distintas edades y los relacionan en el tiempo, entonces se pueden detectar vías causales directas e indirectas de la variable de interés (en este caso, la CVF)".

El análisis, publicado en European Respiratory Journal, incluyó a 1.456 pares de madre-hijo de la cohorte de la Isla de Wight, en el Reino Unido. A la mayoría de los niños se les realizaron test de función pulmonar cuando tenían 10 y 18 años de edad. El 49 por ciento de los 808 niños amamantados recibieron leche materna durante por lo menos cuatro meses.

"El resultado principal del estudio fue que el efecto de la lactancia prolongada en la capacidad pulmonar detectada a los 10 años se mantenía a los 18", precisa el equipo.
Sin embargo, la duración de la lactancia tuvo un efecto directo en la CVF a los 10, pero no a los 18 años.

Los resultados de los modelos lineales combinados demostraron que cada semana de lactancia aumentaba 1,48 ml la CVF, tras considerar el género, la edad, el peso al nacer, el peso, el IMC, el IMC materno y los antecedentes maternos de enfermedades atópicas.

La lactancia también estuvo asociada con un mayor volumen espiratorio forzado en 1 segundo (VEF1), pero esa relación desapareció tras considerar el volumen pulmonar.

"Eso sugiere que mientras que la lactancia aumenta la capacidad pulmonar infantil, no influiría en la obstrucción de las vías aéreas, ya que las relaciones VEF1/CVF se mantuvieron sin cambios", señala el equipo.

Como era de esperar, la altura a los 10 años estuvo asociada con la capacidad pulmonar a la misma edad. Por cada centímetro más de altura a los 10 años, se registró un aumento de la CVF a la misma edad.

"Así, los niños más altos tenían una capacidad pulmonar más alta a los 10 años", indica el equipo. La altura a los 18 también elevó la CVF a la misma edad.

"Los resultados sugieren que la lactancia materna favorece el desarrollo pulmonar en la niñez y la adolescencia. Mientras que es posible que el efecto de la lactancia materna en el volumen pulmonar desaparezca en los adultos jóvenes", escribe el equipo.

Los autores opinan que se necesitan más estudios para determinar el mecanismo exacto por el que la lactancia materna influye en la función pulmonar.

Fuente : MedlinePlus

Dibujos animados de ritmo rápido podrian afectar la concentración de los niños

Los programas de televisión de ritmo rápido como "Bob Esponja" parecen afectar negativamente los niveles de concentración de los niños al poco tiempo de verlos. Esto no sucede con los programas con un ritmo más lento, sugiere un estudio reciente.

"Hallamos que los niños que acababan de ver 'Bob Esponja' se veían afectados en lo que se podría llamar su presteza para el aprendizaje", apuntó la investigadora líder Angeline S. Lillard, psicóloga de la Universidad de Virginia.

"Esto incluía su capacidad de pensar y concentrarse", apuntó.

Lillard añadió que este efecto no se limitaba a "Bob Esponja", un personaje que vive debajo del mar. "Ya lo hemos replicado con otro programa de ritmo rápido", afirmó.

Lillard dijo que tuvo la idea sobre el estudio mientras veía "Bob Esponja" con el fin de usarlo para un estudio distinto. "Tras ver episodios durante una hora, tenía dificultades para concentrarme", dijo. "Eso me inspiró a hacer el estudio".

Para los niños, esa programación extraña a ritmo rápido podría resultar demasiado estresante para sus cerebros en desarrollo, dijo Lillard.

"Cuando los niños tienen que procesar mucha información muy rápido, hacerlo es difícil porque es inusual. En este caso, [en los episodios de Bob Esponja] suceden muchas cosas que no pueden suceder en la vida real", explicó. "Creo que los agota mentalmente, al menos por un periodo corto".

No se sabe cuánto podrían durar esos efectos, añadió Lillard. "No sabemos si estos efectos se acumulan con el tiempo y crean problemas de atención a largo plazo, pero sabemos que al menos inmediatamente después su capacidad de funcionar se ve afectada", enfatizó.

Otros estudios han mostrado una conexión entre ver televisión y problemas de atención más adelante en la vida, anotó Lillard.

Para el estudio, que aparece en la edición en línea del 12 de septiembre de la revista Pediatrics, Lillard y su colega Jennifer Peterson dividieron a 60 niños de cuatro años de edad en tres grupos. Un grupo vio nueve minutos de "Bob Esponja", otro grupo vio nueve minutos de un programa infantil de televisión pública llamado "Caillou", que tiene un ritmo más lento, y el último grupo pasó nueve minutos dibujando.

Entonces, los niños recibieron cuatro tareas diseñadas para medir lo que se conoce como la "función ejecutiva" del cerebro. Las tareas incluían recompensa aplazada, en que los niños tenían que esperar por una recompensa, y un problema matemático llamado Torre de Hanói, en que los niños tienen que mover discos de una columna a otra. Las pruebas miden la concentración, la memoria y el aprendizaje, comentó Lillard.

Se preguntó a los padres de los niños qué programas veían regularmente, y por cuánto tiempo.

A los niños que vieron "Bob Esponja" les fue significativamente peor en las tareas que a los niños que vieron el programa de la PBS o dibujaron. El hallazgo se sostuvo incluso tras tomar en cuenta la cantidad de televisión que cada niño veía normalmente, afirmaron los investigadores.

Lillard aconseja a los padres vigilar cuidadosamente la conducta de sus hijos tras ver dibujos animados de ritmo rápido. "Fíjese si el niño tiene problemas para funcionar a su nivel normal. Si es así, [los padres] deben tener cuidado cuando permiten a sus hijos ver esos programas", aseguró.

El Dr. Dimitri A. Christakis, profesor George Adkins y director del Centro de Salud, Conducta y Desarrollo Infantiles de la Universidad de Washington, y autor de un editorial acompañante, dijo que el estudio es una "contribución significativa a nuestro conocimiento sobre los efectos de los medios de comunicación en los niños".

"No toda la tele es mala, pero algunos programas de ese medio tienen efectos adversos potenciales para los niños", dijo. "Los padres deben enfocarse tanto en el contenido y la calidad del programa como en la cantidad".

Christakis señaló que la mente joven en desarrollo puede resultar estimulada en exceso. Los cerebros humanos no están diseñados para procesar las cosas a la velocidad en que a veces ocurren en la tele, advirtió.

"Todo lo que nuestros cerebros evolucionaron para afrontar sucede en tiempo real", dijo Christakis. "No es que no podamos procesar esos programas, porque sí podemos, pero podría conllevar un costo, a corto plazo, de no podernos concentrar inmediatamente después".

Y añadió que "potencialmente, un costo a largo plazo es que se condicione el cerebro a esperar ese alto nivel de entrada, lo que hace que el ritmo del mundo real parezca aburrido, y eso lleva a problemas de atención más adelante".

Fuente: MedlinePlus

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