Pocas cosas atemorizan tanto a un padre como cuando a un niño le aumenta la temperatura rápidamente.
Pero un informe de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) intenta calmar esos temores al recordar a los padres que la fiebre por lo general es sólo la respuesta natural del cuerpo contra la enfermedad, y que reducir una fiebre podría en realidad prolongar una dolencia.
La AAP recomienda que, en general, los padres sólo traten una fiebre si ésta hace que el niño se sienta incómodo.
"La fiebre es uno de los motivos más comunes de que los padres se comuniquen con los pediatras y otros proveedores de atención de salud. Los padres se preocupan, y hay muchos mitos sobre las cosas malas que pueden suceder con una fiebre", apuntó la autora líder del informe, la Dra. Janice Sullivan, profesora de atención clínica pediátrica y farmacología clínica de la Facultad de medicina de la Universidad de Louisville y del Hospital Pediátrico Kosair, en Kentucky.
"A veces, los padres creen que si tratan la fiebre el niño mejorará antes, pero la fiebre es una señal de enfermedad y la forma que tiene el organismo de hacer que los gérmenes vayan más lento y ayudar a deshacerse de ellos. La fiebre es uno de los desencadenantes que el cuerpo utiliza para producir más glóbulos blancos. Si usted baja la fiebre, tal vez el niño no produzca tantos glóbulos blancos para combatir la infección", explicó.
"Las familias deben recordar que cuando un niño tiene fiebre, se trata de un síntoma, no del problema principal. La fiebre puede ser beneficiosa, así que los padres deben en realidad ver qué causa la fiebre, y no la fiebre en sí", sugirió el Dr. Basil Zitelli, pediatra del Hospital Pediátrico de Pittsburgh.
El informe de la AAP, que aparece en la edición de marzo de la revista Pediatrics, sugiere que en lugar de enfocarse en la cifra del termómetro, los padres deben dejarse guiar por la conducta del niño para darle o no antipiréticos.
"Si el niño come y bebe bien, y participa en algunas actividades (aunque quizás no estén tan activos como siempre), y no parece estar particularmente incómodo, ¿por qué eliminar un mecanismo natural de defensa?", planteó Zitelli.
Por otra parte, si el niño parece aletargado e incómodo en general, los antipiréticos como el acefaminofén (Tylenol) o el ibuprofeno (Advil, Motrin) podrían hacer que el niño se sienta un poco mejor. Administre esos fármacos según las indicaciones del paquete o del pediatra, de acuerdo con la edad y el peso del niño.
Sin embargo, la AAP recomienda precaución al administrar estos productos, ya que pueden ocurrir sobredosis graves, que incluso amenacen la vida. Y Sullivan apuntó que investigaciones anteriores han mostrado que alrededor de la mitad de los padres no dan a sus hijos la dosis correcta de medicamento.
Algunos médicos han comenzado a recomendar a los padres que alternen el uso de estos medicamentos, pero la AAP dijo que actualmente no hay evidencia suficiente para recomendar ni desalentar del uso de esta práctica. Pero sí expresó inquietud de que los padres tal vez no reciban o no comprendan del todo el régimen de dosificación más complejo necesario cuando se alternan fármacos.
Sullivan apuntó que es importante que los padres no den a los niños formulaciones de antipiréticos para adultos, aunque intenten dividir los comprimidos para proveer la dosis correcta. "Es importante usar el medicamento adecuado para la edad del niño y usar un medidor adecuado", enfatizó Sullivan.
El informe de la AAP también recuerda a los padres no dar aspirina a los niños, ya que su uso se relaciona con el desarrollo de una afección potencialmente letal llamada síndrome de Reye. La AAP también recomienda evitar los baños de alcohol para refrescar, ya que la piel puede absorber demasiado alcohol.
Sullivan dijo que durante las visitas pediátricas de rutina, los padres deben conversar con el pediatra sobre qué hacer cuando un niño se enferme. Y deben recibir consejos sobre cuándo llamar al médico de su hijo.
En general, señaló, los padres deben llamar al médico de su hijo si:
•Un bebé de menos de tres meses tiene 38 C (100.4 F) o más de fiebre.
•Un bebé de entre tres y seis meses tiene 38 C (101.5 F) o más de fiebre.
•Un niño mayor tiene una fiebre de 39.4 C (103 F) o más.
•Si cualquier niño tiene fiebre acompañada de letargo, dolor de cabeza, sarpullido, problemas para respirar o deshidratación.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
Via
http://www.nlm.nih.gov/