PADRES FUMADORES PASAN NICOTINA A SUS HIJOS

El tabaquismo es una de esas adicciones que no sólo daña a quien lo practica y en el caso de padres fumadores, los principales perjudicados pueden ser los hijos.

Un estudio acaba de demostrar que bebés de padres adictos al tabaco, que comparten la misma habitación al dormir, registran un alto nivel de nicotina, lo que supera en tres vecesel nivel que se encontró en niños que descansan en otra habitación de la casa.

La investigación, que se realizó en Cataluña, España; señala que los pequeños están expuestos al llamado "humo de tercera mano", que son las partículas nocivas del tabaco que se impregna en la piel, la ropa y en los cabellos de sus padres.

Los especialistas, encargados del estudio, señalan que el tabaquismo pasivo, es la primera causa de muerte evitable en niños que vieven en países desarrollados.

Guadalupe Ortega, líder del proyecto y coordinadora del programa Atención Primaria sin Humo del Departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña, explica que el trabajo destaca que un grupo de niños muy vulnerables al humo de tabaco, están siendo expuestos en los espacios privados, como lo es el hogar, donde hasta el momento no hay campañas de restricción.

La investigación se publicó en la BMC Public Health, se analizaron los datos de 96 centros de Atención Primaria de Cataluña, donde se encuestó a 1123 padres y madres de bebés menores de 18 meses, que tenían al menos un padre adicto al tabaco.

Se estudiaron las muestras de cabello de 252 bebés, para verificar sus niveles de nicotina y después se realizaron visitas de seguimiento a los tres y seis meses.

¿El resultado?: 73 por ciento de los padres dijo ser fumador o que fumaba en casa, mientras que el 83 por ciento de los bebés mostraron altos niveles de nicotina.

La especialista señaló que aunque se ventilen las habitaciones o se fume en la ventana de la vivienda, los resultados son los mismos, lo único es hacer de la vivienda un espacio libre de humo para evitar el daño a los niños.

Otro dato importante es que el padre fumador que pasa más tiempo con el bebé, aunque sea la mamá, expone más al niño a los tóxicos del tabaco.

Desde Su Medico

MAS NIÑOS QUE NIÑAS PADECEN ENURESIS NOCTURNA INFANTIL

Cinco de cada 100 niños mojan la cama por la noche y un estudio revela que los varones son dos veces más propensos que las mujeres a hacerlo.

Sobre más de 6.000 niños, los autores hallaron que 7 de cada 100 varones y 3 de cada 100 niñas se hacían pis en la cama por lo menos una vez por mes.

La enuresis es hereditaria en 4 de cada 10 casos, dijo el doctor Joseph Barone, urólogo pediátrico de Bristol-Myers Squibb Children's Hospital, de Nueva Jersey.

A veces, la relación entre la vejiga y el cerebro demora en desarrollarse, especialmente en los varones, porque las niñas maduran más rápido.

Pero a los 15 años, el 99 por ciento de los niños supera la enuresis, afirmó Barone, que no participó del estudio publicado en Journal of Pediatrics.

El equipo les pidió a los padres de 3.000 niñas y de 3.100 niños de Hong Kong que respondieran con qué frecuencia sus hijos mojaban la cama. Los niños tenían entre 6 y 11 años.

Se observó, sin sorpresa, que la enuresis disminuía con la edad: 9 de cada 100 niños de 6 años mojaban la cama, comparado con 2 de cada 100 niños de 11 años.

En la mayoría de los casos, la mejor manera de curar la enuresis es usar una alarma, indicó Barone. Se trata de un sensor que se coloca en el pijama y se activa cuando el niño se hace pis. Está conectado a una alarma en un cinturón o cerca de la cabeza. Cuesta entre 50 y 60 dólares, aunque los modelos más modernos cuestan hasta 150 dólares.

Los sistemas de alarma son los de primera elección y son efectivos el 80-90 por ciento de las veces.

Si no dan resultado, se pueden utilizar fármacos, según comentó Barone, como acetato de desmopresina (DDAVP, por sus siglas en inglés) o imipramina, pero tienen efectos adversos.

El equipo, del Prince of Wales Hospital, de University of Hong Kong, no respondió a tiempo las preguntas de Reuters Health.

En el estudio se incluyó también a un grupo más pequeño de niños (unos 400 con alto riesgo de desarrollar apnea del sueño y 200 sin el trastorno) para estudiar si la apnea del sueño está asociada con la enuresis.

Los autores no hallaron esa relación: 9 de cada 10 niños de ambos grupos mojaban la cama. Esta fue una frecuencia más alta que en el grupo más grande estudiado, quizá porque se los había observado directamente en un laboratorio del sueño.

Ese trastorno del sueño afecta a 1 de cada 50 niños, según American Academy of Pediatrics, y se soluciona con la extracción quirúrgica de las amígdalas o adenoides. Esto también elimina la enuresis en la mitad de los casos con ambos trastornos, indicó Barone.

Pero el médico dijo que la alarma da buen resultado en la mayoría de los niños con enuresis. "Lo único que cura la enuresis es superarla", finalizó Barone.

Por Leigh Krietsch Boerner
Reuters Health

PARALISIS CEREBRAL DISMINUYE EN PREMATUROS

La tasa de parálisis cerebral en bebés muy prematuros sería mucho más baja que hace 20 años, sugirió un estudio realizado en un hospital grande.

La parálisis cerebral se refiere a un grupo de condiciones, generalmente desde el nacimiento, que daña el movimiento, el equilibrio y la postura. El deterioro, que incluye el retraso mental y la imposibilidad de caminar, puede ser de leve a grave. Se desconoce su causa exacta.

Un equipo del Centro Médico Universitario Utrecht, en Holanda, halló que entre 1990 y el 2005 las tasas de parálisis cerebral bajaron en los bebés prematuros atendidos en la unidad de terapia intensiva neonatal (UTIN).

Entre 1990 y 1993, se diagnosticó el trastorno al 6,5 por ciento de 755 bebés, comparado con el 2,2 por ciento de los 913 recién nacidos atendidos en la UTIN entre el 2002 y el 2005, publicó The Journal of Pediatrics.

La mayor parte de esa reducción estaría asociada con un 93 por ciento menos de nacimientos prematuros con daños graves en la materia blanca del cerebro o leucomalacia periventricular quística. Esto suele suceder por infecciones maternas.

Uno de los factores protectores contra la parálisis cerebral fue la administración de antibióticos a la madre en el trabajo de parto prematuro, indicó la doctora Linda de Vries.

En general, los investigadores atribuyen la reducción de la tasa de parálisis cerebral a los avances recientes en la atención prenatal, como la administración de corticoesteroides a las embarazadas en riesgo de tener un parto prematuro para acelerar el desarrollo pulmonar fetal.

"Con los años vimos una reducción de la cantidad de bebés que necesitan asistencia respiratoria después del parto", dijo de Vries. Dado que menos niños prematuros necesitaron usar respiradores, menos han sufrido el daño cerebral que provoca una parálisis. Los resultados, de acuerdo a Vries, son "una muy buena noticia".

Y si bien corresponden a un solo centro, la autora opinó que existen cifras similares en otros países.

Un estudio reciente de Canadá identificó una reducción de la prevalencia del trastorno en los últimos 30 años, mientras que otro de la University of California, en San Francisco, halló un descenso de la tasa de leucomalacia periventricular quística desde la década de 1990.

Se desconoce por qué otros estudios no han podido identificar esta tendencia en la parálisis cerebral. Para de Vries, un motivo podría ser que algunos han tenido en cuenta a los prematuros más extremos, es decir, los niños nacidos entre las semanas 23 a 24 de gestación.
En cambio, los bebés considerados en el nuevo estudio nacieron a partir de la semana 25.

Un estudio de Estados Unidos publicado hace un mes destacó la importancia de la prematuridad, y quizás de la atención prenatal, en el riesgo fetal de desarrollar la parálisis.

Según el estudio, sobre 6,2 millones de partos en California entre 1991 y el 2001, los bebés negros eran un 30 por ciento más propensos que los blancos a nacer con parálisis cerebral.

Nacer con bajo peso habría explicado ese aumento del riesgo. La prevalencia de la parálisis cerebral fue de 1,4 casos por cada 1.000 niños nacidos vivos.

Por Amy Norton
FUENTE: The Journal of Pediatrics, online 3 de marzo del 2011.

AMAMANTAR ES BENEFICIOSO PARA EL CEREBRO DEL BEBÉ

Según un estudio de Gran Bretaña, los chicos que tomaron leche materna tienen mejor desempeño intelectual.

Se dice una y otra vez que dar de amamantar es bueno porque permite que los niños crezcan sanos y, además, porque favorece al desarrollo del vínculo entre la madre y el bebé. Ahora, además, aseguran que ayuda al desarrollo del cerebro.

Los bebés que toman leche materna son más inteligentes que los que toman leche de fórmula. Al menos eso afirma una investigación llevada a cabo por la Universidad de Oxford y el Instituto para Investigación Social y Económica de la Universidad de Essex.

De acuerdo con ese estudio, los chicos que habían sido amamantados tenían una mejor performance que lo que no, a los cinco, siete, once y catorce años en exámenes de lectura, escritura y matemática.

En la Argentina, al igual que en muchos otros lugares del mundo, se recomienda amamantar durante los seis primeros meses de vida del niño.

Una de las autoras del estudio, Maria Iacovou, dijo que si bien se sabía que amamantar era beneficioso para el bebé, no era muy claro hasta qué punto eso beneficiaba el desarrollo cognitivo, según se publicó en The Guardian.

El estudio comparó a niños que habían sido amamantados con otros que habían sido alimentados con leche de fórmula. "Encontramos que hay una conexión (entre amamantar y el desarrollo cognitivo. Es sabido que amamantar es beneficioso para la salud (del niño), ahora sabemos que también es favorable para el cerebro del niño", dijo Iacvou a The Guardian.

De todos modos, aclaró que apoyaba a las madres que decidían, por el motivo que fuera, no dar de amamantar. "Toda esta cuestión de criar chicos hace pensar a veces que lo único que importa es el niño. Las madres también son seres humanos y tienen sentimientos y si una no quiere dar de amamantar, afortunadamente en este país (Reino Unido) no va a causar daño. Quizás sólo hagan un poco menos", publicó el matutino británico.

Via Clarin

ANALGÉSICO POTENTE ES SEGURO DURANTE LA LACTANCIA

El potente analgésico hidrocodona (Vicodin) es seguro cuando se toma en pequeñas dosis durante la lactancia, revela un estudio efectuado en Estados Unidos.

Los autores hallaron que un reducido porcentaje del fármaco termina en la leche materna y afirman que hasta 30 mg diarios de Vicodin (unas seis píldoras de 5 mg cada una) podría ser una dosis aceptable cuando otros analgésicos más suaves, como el paracetamol o el ibuprofeno, no alivian el dolor.

La hidrocodona pertenece a una clase de analgésicos narcóticos, los opioides, que pueden pasar a la leche materna.

Los opioides están asociados con somnolencia riesgosa para la vida de un recién nacido. Se recomienda que las mujeres con dolor por el desgarro en el parto o la cesárea tomen primero los analgésicos de venta libre. Si eso no da resultado, que opten por opioides, como la hidrocodona.

Pero deben tomar la dosis indicada, durante no más de dos o tres días y consultar al médico si el bebé tiene somnolencia inusual o no succiona la leche adecuadamente, indicó Shinya Ito, de la University of Toronto, que no participó del estudio.

El equipo del doctor Jason Sauberan, de la University of California en San Diego, publica en la revista Obstetrics & Gynecology los resultados de la medición de los residuos de hidrocodona y uno de sus subproductos en la leche de mujeres que acababan de tener un bebé.

Los expertos estimaron que los bebés recibirían una dosis total del opioide menor que el 1 por ciento de la dosis que se les administra a los niños mayores con dolor grave.

Pero Gideon Koren, que dirige el Programa Motherisk del Hospital para Niños Enfermos de Toronto, opinó que aquel porcentaje estaría sesgado porque un recién nacido demora más que un niño más grande en eliminar los residuos de un fármaco.

"Esas cifras no reemplazan el control del bebé ni son tranquilizadoras", dijo Koren a Reuters Health.
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Fuente:
Reuters Health
http://www.nlm.nih.gov/

EL AMBIENTE DEL AULA AFECTA A LOS NIÑOS

Las aulas de primer grado que tienen ambientes empobrecidos, es decir, con recursos insuficientes y maestros que se sienten irrespetados por sus colegas, se han relacionado con un mayor número de problemas de salud mental en los estudiantes, según un estudio reciente.

El estudio no prueba que las aulas con mayores desafíos causen directamente problemas de salud mental en los niños. Sin embargo, "estar en un aula con falta de recursos podría afectar negativamente la salud mental de los niños porque se sienten frustrados o desalentados por su entorno", señaló la autora líder del estudio, Melissa A. Milkie, profesora de sociología de la Universidad de Maryland.

"Los profesores podrían también sentirse más desalentados o ser más duros cuando no pueden enseñar de forma adecuada debido a que les faltan elementos claves", explicó en un comunicado de prensa de la Asociación Estadounidense de Sociología.

Milkie dijo que el estudio muestra que las escuelas y maestros desempeñan papeles importantes en la salud mental de los niños. "Creo que a los padres les importa mucho la salud mental de sus hijos, o sea su bienestar emocional y conductual, pero como sociedad no tendemos a enfocarnos en esto como un resultado educativo importante al grado que hablamos y pensamos en los resultados académicos", lamentó Milkie.

El estudio se basa en entrevistas con padres y profesores de unos 10,700 estudiantes de primer curso en EE. UU. Los investigadores encontraron que los estudiantes en aulas con menos recursos, en cuanto a materiales didácticos inadecuados y maestros que no se sentían respaldados por sus colegas, eran más propensos a experimentar problemas en varias áreas de salud mental. Las áreas consideradas en el estudio incluyen la atención, las peleas, la ansiedad y la tristeza, y la formación de amistades.

"Que los maestros obtengan el respaldo y aliento que necesitan de sus colegas, lo que incluye al director, probablemente sea importante para poder crear un clima en el aula que ayude a que los niños prosperen", apuntó Milkie. "Si los profesores se sienten estresados porque no obtienen lo que necesitan de sus colegas, ese estrés podría transmitirse a los niños".

Aunque el estudio actual sólo observó a estudiantes de primer curso, Milkie sospecha que los hallazgos serían similares en cursos superiores. "Me sorprendería si hubiera hallazgos distintos para los niños mayores, pero nuestro estudio sólo observa a los estudiantes de primero, así que no podemos estar seguros", señaló.

El estudio aparece en la edición de marzo de la revista Journal of Health and Social Behavior.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare

COMO TRATAR LA FIEBRE DE LOS NIÑOS

Pocas cosas atemorizan tanto a un padre como cuando a un niño le aumenta la temperatura rápidamente.
Pero un informe de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) intenta calmar esos temores al recordar a los padres que la fiebre por lo general es sólo la respuesta natural del cuerpo contra la enfermedad, y que reducir una fiebre podría en realidad prolongar una dolencia.

La AAP recomienda que, en general, los padres sólo traten una fiebre si ésta hace que el niño se sienta incómodo.

"La fiebre es uno de los motivos más comunes de que los padres se comuniquen con los pediatras y otros proveedores de atención de salud. Los padres se preocupan, y hay muchos mitos sobre las cosas malas que pueden suceder con una fiebre", apuntó la autora líder del informe, la Dra. Janice Sullivan, profesora de atención clínica pediátrica y farmacología clínica de la Facultad de medicina de la Universidad de Louisville y del Hospital Pediátrico Kosair, en Kentucky.

"A veces, los padres creen que si tratan la fiebre el niño mejorará antes, pero la fiebre es una señal de enfermedad y la forma que tiene el organismo de hacer que los gérmenes vayan más lento y ayudar a deshacerse de ellos. La fiebre es uno de los desencadenantes que el cuerpo utiliza para producir más glóbulos blancos. Si usted baja la fiebre, tal vez el niño no produzca tantos glóbulos blancos para combatir la infección", explicó.

"Las familias deben recordar que cuando un niño tiene fiebre, se trata de un síntoma, no del problema principal. La fiebre puede ser beneficiosa, así que los padres deben en realidad ver qué causa la fiebre, y no la fiebre en sí", sugirió el Dr. Basil Zitelli, pediatra del Hospital Pediátrico de Pittsburgh.

El informe de la AAP, que aparece en la edición de marzo de la revista Pediatrics, sugiere que en lugar de enfocarse en la cifra del termómetro, los padres deben dejarse guiar por la conducta del niño para darle o no antipiréticos.

"Si el niño come y bebe bien, y participa en algunas actividades (aunque quizás no estén tan activos como siempre), y no parece estar particularmente incómodo, ¿por qué eliminar un mecanismo natural de defensa?", planteó Zitelli.

Por otra parte, si el niño parece aletargado e incómodo en general, los antipiréticos como el acefaminofén (Tylenol) o el ibuprofeno (Advil, Motrin) podrían hacer que el niño se sienta un poco mejor. Administre esos fármacos según las indicaciones del paquete o del pediatra, de acuerdo con la edad y el peso del niño.

Sin embargo, la AAP recomienda precaución al administrar estos productos, ya que pueden ocurrir sobredosis graves, que incluso amenacen la vida. Y Sullivan apuntó que investigaciones anteriores han mostrado que alrededor de la mitad de los padres no dan a sus hijos la dosis correcta de medicamento.

Algunos médicos han comenzado a recomendar a los padres que alternen el uso de estos medicamentos, pero la AAP dijo que actualmente no hay evidencia suficiente para recomendar ni desalentar del uso de esta práctica. Pero sí expresó inquietud de que los padres tal vez no reciban o no comprendan del todo el régimen de dosificación más complejo necesario cuando se alternan fármacos.

Sullivan apuntó que es importante que los padres no den a los niños formulaciones de antipiréticos para adultos, aunque intenten dividir los comprimidos para proveer la dosis correcta. "Es importante usar el medicamento adecuado para la edad del niño y usar un medidor adecuado", enfatizó Sullivan.

El informe de la AAP también recuerda a los padres no dar aspirina a los niños, ya que su uso se relaciona con el desarrollo de una afección potencialmente letal llamada síndrome de Reye. La AAP también recomienda evitar los baños de alcohol para refrescar, ya que la piel puede absorber demasiado alcohol.

Sullivan dijo que durante las visitas pediátricas de rutina, los padres deben conversar con el pediatra sobre qué hacer cuando un niño se enferme. Y deben recibir consejos sobre cuándo llamar al médico de su hijo.

En general, señaló, los padres deben llamar al médico de su hijo si:

•Un bebé de menos de tres meses tiene 38 C (100.4 F) o más de fiebre.

•Un bebé de entre tres y seis meses tiene 38 C (101.5 F) o más de fiebre.

•Un niño mayor tiene una fiebre de 39.4 C (103 F) o más.

•Si cualquier niño tiene fiebre acompañada de letargo, dolor de cabeza, sarpullido, problemas para respirar o deshidratación.


Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
Via http://www.nlm.nih.gov/

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