El dolor de cabeza es uno de los 'males' más frecuentes en la vida diaria de grandes y pequeños, aunque no afecta a todos por igual: desde los bebés lactantes, en cuyo caso las cefaleas son muy difíciles de identificar, hasta los 'peques' de entre 7 y 15 años, que manifiestan este tipo de dolencias de manera recurrente, las consecuencias y efectos pueden variar en cada caso, dependiendo de la frecuencia en intensidad del dolor.
El índice de pequeños que sufren de cefaleas es, pues, elevado: hasta el 96 por ciento de los niños han padecido algún episodio antes de cumplir los 14. Al menos estos son los datos que arroja el último congreso nacional llevado a cabo por la Sociedad Española de Pediatría, y que alerta sobre todo del impacto que estos episodios tienen en la calidad de vida de los niños: desde reducir su participación en las actividades sociales, hasta afectar al rendimiento escolar (la tasa de absentismo es de casi 8 días al año frente a los menos de 4 cuando no hay dolores de cabeza frecuentes), o incrementar los trastornos psicosomáticos durante la infancia, hacen necesaria la intervención del pediatra, ya sea para elaborar un seguimiento del dolor, o para recetar el uso puntual de analgésicos en los casos que sea necesario.
Este tipo de consultas suele ir acompañado, además, de una preocupación 'extra', casi siempre relacionada con el paralelismo que los papás establecen entre la cefalea y sus posibles causas: cuando los dolores de cabeza son fuertes o muy frecuentes, los padres tienden a relacionarlas con otras enfermedades más graves, como la epilepsia o los accidentes vasculares. Sin embargo, y para tranquilidad de los mayores, en la gran mayoría de casos la cefalea no es un síntoma de 'algo peor', sino una afección en sí misma, casi siempre diagnosticada como 'cefalea tensional', y que, como su propio nombre indica, se origina como consecuencia de la tensión y el estrés al que están sometidos los niños.
Por eso, y como medida preventiva, los médicos recomiendan seguir de cerca las actividades diarias y hábito de vida de los pequeños: comer sano, realizar ejercicio y no someterles a jornadas 'maratonianas' de actividades tras un duro día de 'cole' pueden ser claves para deshacerse del dolor de cabeza infantil, como por arte de magia.
Según: Hola
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