Un nuevo estudio pequeño contradice la idea de que la lactancia materna mientras la mujer toma antiepilépticos puede alterar el desarrollo cognitivo del bebé.
La mayoría de los hijos de mujeres con epilepsia habrá estado expuesto a un antiepiléptico durante la gestación, ya que casi todas las embarazadas epilépticas necesitan esos fármacos para controlar las convulsiones.
Pero, ¿las madres deberían exponerlos aún más después del parto a través de la lactancia?
El nuevo estudio, publicado en la revista Neurology, ofrece alguna respuesta a las nuevas madres con epilepsia que quieren amamantar a sus bebés.
Pero los autores advierten que el estudio es un primer paso hacia la comprensión de las interacciones entre la lactancia, los antiepilépticos y el desarrollo cerebral de los niños.
Por ahora, los padres deben seguir evaluando los beneficios de la lactancia (menos riesgo de infecciones precoces, eccema, asma y síndrome de muerte súbita del lactante) contra los riesgos teóricos de exponer a sus bebés a los antiepilépticos a través de la leche materna. Y el estudio ofrece más información para tomar esa decisión.
El equipo siguió a 199 niños de Estados Unidos y el Reino Unido; sus madres tomaron uno de cuatro remedios antiepilépticos durante y después del embarazo. Los fármacos eran valproato (Depakine, Epilim), carbamazepina (Carbatrol, Tegretol), lamotrigina (Lamictal) y fenitoína (Dilantin).
El 42 por ciento de los niños había recibido lactancia materna (entre los 3 meses y los 2 años, pero en general durante seis meses).
A los 3 años, según test cognitivos estandarizados, los niños no tenían signos de que la exposición a los antiepilépticos a través de la lactancia hubiese dañado su coeficiente intelectual (CI).
El CI promedio en ese grupo de bebés fue de 99, comparado con 98 en el grupo alimentado con mamadera. Ninguno de los fármacos estuvo asociado con un posible efecto en el CI, aunque la cantidad de niños expuestos a cada fármaco fue reducida.
"Definitivamente, esto tranquiliza a los padres", dijo el doctor Steven V. Pacia, director del Centro de Epilepsia del Hospital Lenox Hill en Nueva York.
Aun así, Pacia, que no participó del estudio, aclaró que esta investigación es apenas "un buen primer paso" porque las mujeres estudiadas tomaban sólo cuatro de los tantos tipos de medicamentos disponibles para tratar la epilepsia.
Esos fármacos varían en cuanto a la cantidad que pasa a la leche materna y en cómo lo metaboliza el bebé. De modo que, para Pacia, es posible que cada medicina, cuando pasa al bebé a través de la leche materna, tenga distintos efectos en el desarrollo cognitivo del pequeño.
El doctor Kimford J. Meador, autor principal del estudio y profesor de neurología de la Escuela de Medicina de la Emory University de Atlanta, coincidió en que los resultados son un paso inicial para tranquilizar a los padres.
Además, consideró que sería útil que los próximos estudios analicen muestras de leche materna y de sangre de los bebés para determinar qué cantidad del fármaco materno pasa al amamantarlo.
Las guías de la Academia Estadounidense de Neurología y de la Sociedad Estadounidense de Epilepsia sugieren que durante el embarazo, las mujeres sólo usan un antiepiléptico cuando es necesario, y en la dosis más baja posible, para reducir las posibilidades de que el bebé desarrolle malformaciones congénitas.
En especial, se les aconseja a las mujeres evitar el valproato en el embarazo cuando sea posible. El fenobarbital (Luminal) y la fenitoína tampoco deberían usarse en el embarazo.
Pero en el nuevo estudio, la lactancia durante el consumo de valproato no estuvo asociada con ningún efecto en el CI de los bebés. Meador planteó que la lactancia materna expondría a los bebés a dosis muy bajas de los medicamentos, comparado con la cantidad que cruza la placenta en el embarazo.
Por Amy Norton
Según Publico.es
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