(EuropaPress) La ganancia de peso de los bebés que se alimentan con leche artificial está influida por el tipo de leche que toman, según un estudio del Centro de los Sentidos Químicos Monell en Filadelfia (Estados Unidos) que se publica en la edición digital de la revista Pediatrics. Los descubrimientos tienen implicaciones asociadas con el riesgo infantil del desarrollo de obesidad, diabetes y otras enfermedades.
Según explica Julie Mennella, responsable del estudio, "los episodios iniciales de la vida tienen consecuencias a largo plazo sobre la salud y una de las influencias más significativas es la tasa de crecimiento temprano. Sabemos que los bebés alimentados con leche artificial ganan más peso que los que toman leche materna. Pero no sabíamos si esto era así en el caso de todos los tipos de leche artificial".
Aunque la mayoría de leches infantiles se basan en la leche de la vaca, existen otras opciones que incluyen la soja o las proteínas hidrolizadas. Las fórmulas con proteínas hidrolizadas contienen proteínas predigeridas y se suelen proporcionar a los bebés que no toleran las proteínas intactas de otras fórmulas.
En los adultos, se cree que las proteínas predigeridas actúan en el intestino para iniciar el final de una comida, conduciendo así a comidas más reducidas y un consumo de menos calorías.
Basándose en esto, los autores plantearon que los bebés que se alimentaban con fórmulas hidrolizadas comerían menos y tendrían un patrón de crecimiento alterado en relación con los bebés alimentados con leches basadas en las proteínas de la vaca.
En el estudio, los bebés de padres que alimentaban a sus hijos con leche artificial fueron asignados de forma aleatoria a las dos semanas de edad a una alimentación con una fórmula basada en la leche de la vaca o a una fórmula basada en proteínas hidrolizadas durante siete meses.
Los dos tipos de leche contenían la misma cantidad de calorías, pero la fórmula hidrolizada tenía más proteína, incluyendo mayores cantidades de péptidos pequeños y aminoácidos libres. Los bebés fueron pesados una vez al mes y se les grabó en vídeo tomando la fórmula asignada.
A lo largo de los siete meses del estudio, los bebés que tomaban la leche hidrolizada ganaron peso a una tasa más baja que los alimentados con la leche basada en la leche de vaca. El crecimiento lineal no fue distinto en los dos grupos, lo que demuestra que las diferencias en el crecimiento eran atribuibles al peso.
"Todas las fórmulas no son iguales, estas dos fórmulas tienen la misma cantidad de calorías pero difieren considerablemente en los términos de cómo influyen en el crecimiento infantil", señala Mennella.
Cuando los datos se compararon con las normas nacionales estadounidenses para los bebés alimentados con leches artificiales, la tasa de ganancia de peso de los bebés que tomaban proteínas hidrolizadas era comparable con los estándares de leche materna; en contraste los niños alimentados con fórmulas basadas en leche de vaca ganaron peso a una tasa superior que los alimentados con leche materna.
Los análisis de las grabaciones de laboratorio revelaron que los bebés alimentados con proteínas hidrolizadas consumían menos cantidad durante la comida.
"Una de las razones por las que los bebés que tomaban proteínas hidrolizadas tenían patrones de crecimiento similares a los alimentados con leche materna es que consumían menos cantidad durante una toma en comparación con los que tomaban la fórmula basada en leche de vaca", explica Mennella.
Los autores señalan que estos descubrimientos subrayan la necesidad de comprender las influencias a largo plazo de la composición de la leche artificial infantil sobre la conducta de alimentación, crecimiento y salud metabólica.
Fuente: EuropaPress