Sin embargo hay algo que lei y que hay que tener en cuenta como padres de niños pequeños.
Se trata de el cloro que se emplea para la desinfección de las piscinas puede no ser tan inocuo.
Según los especialistas, una exposición a elevadas concentraciones, o bien pasar mucho tiempo en el agua, aunque ésta tenga una dosis de cloro aceptable, puede exacerbar el asma y dañar la función pulmonar.
Las personas más expuestas a este gas son los nadadores, los guardavidas y el personal de mantenimiento, aunque también habría que incluir en este grupo a los bebés y niños muy pequeños. “Sus pulmones están en plena fase de desarrollo, por lo que su función respiratoria es más proclive a reaccionar de forma anómala ante la presencia de un elemento irritante como es el cloro”.
Recientes investigaciones han demostrado que la inhalación del cloro y sus derivados, en el aire y en el agua de las piscinas, ataca la pared de los pulmones, y expone a los niños a los efectos de la contaminación atmosférica y al asma. De hecho, el riesgo de asma, según un estudio realizado en Bélgica a instancias del Ministerio de Medio Ambiente, podría aumentar hasta el 60 por ciento cuando la exposición al cloro es intensa y prolongada.
Así que llevemos a nuestros hijos a las piscinas pero tratemos que sea un tiempo moderado y no todos los días. Recuerden que como padres tratamos de prevenir antes que lamentar.
Fuente:
http://www.elperiodicoaustral.com/index.php?option=com_content&task=view&id=25885&Itemid=26
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