Washington, 5 abr (PL) La estabilidad de una pareja puede ponerse en riesgo por la pérdida de un embarazo, según los resultados de una investigación que difunde la revista Pediatrics en su más reciente número.
El aborto o el nacimiento de un bebé muerto pueden aumentar las probabilidades de que una pareja se disuelva, según los resultados de un estudio efectuado por investigadores de la Universidad de Michigan, que se basa en el análisis de datos estadísticos.
Los investigadores encontraron que las parejas que sufrieron la pérdida del feto por aborto tenían una tendencia a separarse 22 por ciento más alta, mientras entre aquellas cuyo bebé nació muerto esa probabilidad aumentó en 40 puntos porcentuales.
Según los científicos, el riesgo de ruptura se mantiene hasta tres años después del aborto, y en el caso de que el bebé nazca muerto, hasta nueve años más tarde.
La autora principal del estudio, Katherine Gold, indicó que en algunos casos este hecho puede aumentar las tensiones entre una pareja que sufre dificultades en su relación. "Dada la frecuencia de pérdida de embarazos estas conclusiones podrían tener implicaciones sociales significativas si están relacionadas. El aborto y el nacimiento sin vida pueden ser acontecimientos muy fuertes y traumáticos para las familias", precisó la científica.
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